Eliminatoria copera frente al Elche

Escrito el lunes, 9 de marzo de 2009 ·

La Copa del Rey de 1991 siempre será recordada por todos los mallorquinistas como la primera vez en que disputamos la final. Podría hablar de la encerrona que nos prepararon en el Santiago Bernabéu y cómo Contestí tuvo que tragar con celebrar la final contra el Atlético de Madrid en Madrid, o de los cinco mil mallorquinistas que estábamos en el feudo madridista esa noche mágica.

Sin embargo, mis recuerdos se van hacia la eliminatoria de octavos de final. El Mallorca había eliminado en la Tercera eliminatoria (por ser equipo de Primera División estuvo exento de los dos primeros turnos) a la Gimnástica de Torrelavega (derrota 1-0 en El Malecón y victoria 6-0 en el Lluís Sitjar), al Centre d'Esports Sabadell en la Cuarta eliminatoria (victoria 0-3 en la Nova Creu Alta y victoria también en casa 4-1) y al Real Oviedo en la Quinta eliminatoria (empate 1-1 en el Carlos Tartiere y victoria 2-0 en el Lluís Sitjar). El sorteo nos emparejó al Elche C.F. en los octavos de final. Tras esta eliminatoria la Copa se paraba hasta el final de la liga, momento en el que se jugarían los cuartos de final, las semifinales y la final.

El partido de ida se celebró el domingo 17 de febrero de 1991 en el Martínez Valero de Elche. El Mallorca estaba inmerso en la lucha por la salvación en Primera División y, como siempre suele ocurrir, cuando mejor plantilla parecía tener (al menos mejor que la temporada anterior) peor lo iba pasando en la liga. El Elche tampoco estaba mucho mejor ya que se debatía en los puestos bajos de la tabla de Segunda División. Pero la Copa tiene esa magia que la hace especial y cualquier cosa es posible. De hecho esa tarde el Elche fue muy superior al Mallorca durante toda la primera parte y el 2-0 al descanso era justo merced a los dos goles del ilicitano Jesús. En la segunda parte el Mallorca apretó en busca del gol salvador y, cuando ya parecía que el resultado iba a ser definitivo, Claudio Barragán remató una falta ejecutada por Álvaro Cervera y subió el 2-1 final al marcador. Las espadas quedaban en todo lo alto para la vuelta.

La vuelta se disputó el miércoles 27 de febrero en un Lluís Sitjar que presentaba una pobrísima entrada de poco más de 4.000 espectadores que, según las crónicas, acabaron silbando al Mallorca y aplaudiendo al Elche. Yo, que estaba presente en el campo, no. Nunca he pitado al Mallorca por mal que lo estuviera haciendo, que para algo soy del Mallorca.



Esa fría noche el protagonista fue el colegiado catalán Vico Díaz, que con una actuación sibilina posibilitó el pase del Mallorca a los cuartos de final, expulsando hasta a tres jugadores del Elche (Guina, Miguel y Chema) y concediéndonos un penalti a favor en el minuto 115 que decidió la eliminatoria. El Mallorca marcó en el minuto 33 el 1-0 por mediación de Claudio Barragán, en el 72 el mismo Claudio, con ayuda del defensa Robi, anotó el 2-0 que parecía setenciar la eliminatoria ya que el Elche jugaba con dos jugadores menos en ese momento. Aún así, en el minuto 92, el jugador ilicitano Gomis anotó el 2-1 de rebote y mandó el partido a la prórroga. En la prórroga el Elche aún sufrió una nueva expulsión y, finalmente, un derribo a Nadal dentro del área fue castigado con la pena máxima que se encargó de transformar Zoran Vulic en el 3-1 definitivo.

De ese partido quedó también la nota negativa de la lesión de tobillo de Álvaro Cervera que le mantuvo tres meses alejado de los terrenos de juego.

1 comentarios:

Gontxo dijo...
9 de marzo de 2009, 1:21  

No sabía yo esta historia. De hecho recuerdo vagamente la final de copa del año 91, la he consultado más cuando era más mayor, y por lo que he podido documentarme y me han contado, así que se agradece saber a quien fuimos dejando en la cuneta.

Sobre el Elche, yo pensaba que siempre nos habiamos llevado bien. Cambios de jugadores, fichajes, ilustres como Llompart, en el 2003 la gente de Elche iba con el Mallorca, el año pasado el Mallorca fue el elegido para el torneo de pretemporada del club ilicitano. Pero bueno... alguna vez hay que discutir con los amigos. Y más si como parece, el tal Vico Diaz, la lio muchisimo.

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NO PUEDO ASEGURAR UN RITMO CONSTANTE DE ESCRITURA, HAGO LO QUE PUEDO CUANDO PUEDO. PACIENCIA. SALUD.


Hay cosas que intento olvidar pero no puedo. Mi memoria me persigue. Soy seguidor del Real Club Deportivo Mallorca desde el año 1980. Soy tan idiota que soy capaz de recordar goles, alineaciones, partidos y anécdotas varias de todos estos años. Mi novia dice que si hicieran un concurso sobre la historia y anécdotas del Mallorca lo ganaría sin ninguna duda. Pero yo creo que hay gente que sabe mucho más que yo. Y, además, soy tan tonto que mi única pena es no haber visto jugar a mi equipo en la mítica campaña de Tercera División. Yo me incorporé en Segunda B, aunque de niño recuerdo haber visto mi primer partido en el Lluís Sitjar el 26 de mayo de 1974, un famoso (¿solo para mí?) Mallorca - 1 Burgos - 0 de la última jornada de esa temporada en el que nos jugábamos salvarnos de la promoción de descenso a Tercera Divisón. Aunque tengo buena memoria, para algunas fechas y datos tengo que tirar de hemeroteca. Espero que disfrutéis conmigo de este viaje por mi historia ...

¿Un partido memorable?

Nick Hornby, en su libro "Fiebre en las gradas", radiografió perfectamente los 7 ingredientes que un partido de fútbol puede tener para que pase a tener la consideración de memorable y pase a engrosar la lista de partidos que se recuerdan para siempre. Puede aparecer un solo ingrediente o varios juntos.
1. Goles. Tantos como sea posible que uno recuerda mejor un 7-1 que un 1-0.
2. Lamentables errores arbitrales. Y mejor que mi equipo sea la víctima de los mismos, le da más dramatismo.
3. Un público bullicioso. Por ejemplo, el calor de la grada al remontar un 0-2 es algo incomensurable.
4. Condiciones meteorológicas adversas. El barro, la lluvia, el frío extremo hacen los partidos más heróicos.
5. Que el rival falle un penalti. Y si es decisivo, mejor.
6. Que un jugador contrario sea expulsado. Siempre que no sea demasiado pronto, porque esas deslucen el partido.
7. Algún tipo de incidente desgraciado. Y aquí entramos en un resbaladizo terreno moral.

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