Claudio Fabián Otermín

Escrito el viernes, 17 de febrero de 2012 ·

Posiblemente nuestro personaje de hoy no les suene de nada. Pero también hay que decir que, posiblemente, sea uno de los jugadores "récord" del Mallorca. Nacido en Los Toldos, provincia de Buenos Aires, el 18 de marzo de 1961, Claudio Fabián Otermín era el típico delantero centro robusto, fuerte, tanque, ariete. En fin, pongan ustedes todos los tópicos que vienen al caso cuando describimos a un jugador más fisico que técnico.

La temporada 1982/1983 estaba resultando excelente para el Mallorca de Miquel Contestí y Lucien Müller. Si bien no era una autopista hacia la Primera División, bien es cierto que desde el principio el Mallorca se destacó como uno de los claros favoritos al ascenso. Los fichajes de Zuviría (del F.C. Barcelona), Sabido (del Real Madrid), López (del Real Betis) y otros como Melchor, Juanito, Nichiporuk o Mallo; junto a la irrupción desde la cantera de un jovencísimo Paco Higuera, habían convertido al Mallorca en uno de los equipos a batir. Tan solo la lesión de Roberto Pedro Orellana en el Trofeo Ciudad de Palma en el partido frente al F.C. Barcelona ponía el contrapunto a tantas buenas noticias.

Precisamente para sustituir al fino extremo se pensó en reforzar el equipo en enero. Visto que el hombre gol fichado en el verano, el chileno Sergio Nichiporuk no estaba ofreciendo el rendimiento deseado, el Mallorca se lanzó a la contratación de otro delantero centro. Las redes del Mallorca se fueron de nuevo hacia sudamérica. El elegido fue nuestro personaje de hoy. Crecido futbolísticamente en el Club Atlético Sarmiento de Junin, club en el que debutó en el profesionalismo también Daniel Alberto Passarella, y que a principios de los 80 estaba viviendo su mejor época de toda la historia disputando el campeonato de Primera División. Con la casaca de los verdes de Junín Otermín habia debutado en 1980 y disputado 48 partidos anotando únicamente 2 goles. Otermín llegó a Mallorca en enero de 1983 y, nada más aterrizar hizo las declaraciones más intrascendentes de la historia: "tengo pocas referencias del Mallorca, vengo a colaborar en el ascenso del club". Su debut con la casaca bermellona tuvo lugar en un partido amistoso contra el Charlton Athletic disputado el jueves 27 de enero, que el Mallorca ganó por 4-2 sin que nuestro personaje de hoy anotara ningún gol en los 20 minutos finales que disputó en sustitución de Nichiporuk. Un Charlton en el que, por cierto, jugaba Allan Simonsen tras haber abandonado el F.C. Barcelona.

Su debut en la liga estaba a expensas de arreglar sus papeles como oriundo. Oriundo quiere decir que tenía algún ascendiente español que le permitía no ocupar plaza de extranjero. Casos muy curiosos se dieron en este tipo de jugadores que, recién aterrizados en la madre patria no tenían reparos en declarar que "mi abuelo era de Celta" o "tengo familia española de Osasuna". Finalmente se pudo producir su debut el 6 de marzo, aprovechando la sanción de Sergio Nichiporuk por su expulsión de la semana anterior en el campo del Elche, Claudio Fabián Otermín disputó los 90 minutos del partido que el Mallorca y el líder Real Murcia disputaron en el Lluís Sitjar y que finalizó como había empezado. En ese partido de su debut recibió una tarjeta amarilla y un severo marcaje del central pimentonero Vidaña que no le dejó rascar bola. Su momento de gloria en el Mallorca llegó el 20 de marzo, cuando aprovechando un centro medido desde la banda izquierda de Juanito I remató de cabeza y el balón se inscrustó en el fondo de las mallas de la portería del Jerez Deportivo. Ese era el segundo gol de la tarde de un partido que el Mallorca venció por tres a cero. Fue su único gol con la camiseta bermellona. En total Otermín disputó 5 partidos, 4 de ellos completos, para un total de 434 minutos disputados. Su récord particular es el de no haber conocido la derrota con la casaca del Mallorca (empate frente al Murcia y victorias ante el Atlético Madrileño, Jerez Deportivo, Alavés y Oviedo). Siendo malos se podría decir que marcó tantos goles como el portero suplente de esa temporada, Ramón Reus, pero vamos a evitar maldades innecesarias en este blog.

Sin embargo, muy pronto, a mediados de abril, ya se cuestionaba su fichaje como "tanque" que aún tenía que demostrar su valía. Visto su escaso rendimiento se le dio de baja a finales de ese mismo mes para volver a inscribir a Roberto Pedro Orellana, que disputó los cuatro últimos partidos de la competición que acabó con el ascenso en el Bernabéu.

Su trayectoria como jugador, tras abandonar el Mallorca, no es que esté plagada de éxitos precisamente. La temporada 83/84 fichó por el equipo argentino Nueva Chicago donde anotó 3 goles en 37 partidos, pero en enero de 1984 se fue a Chile a jugar en O'Higgins. Allí estuvo hasta el final de la temporada 84/85. Luego firmó por Gimnasia y Esgrima de La Plata, donde estuvo la temporada 85/86 jugando 18 partidos y anotando 2 goles. En el verano de 1986, más maduro, decidió volver a cruzar el charco y probar fortuna en Europa. Estuvo a prueba en el Real Valladolid, que descartó su fichaje y acabó en la Segunda División francesa, en el Istres, donde coleccionó 15 partidos y 1 gol. Allí solo estuvo un año, pasando después al Angouleme de la Tecera categoría francesa. Allí estuvo hasta 1990. Entre 1992 y 1993, a su vuelta a Argentina, jugó en equipos menores como Aldosivi y Boca de Bragado, donde podría haberse retirado en 1993. En sus diferentes equipos argentinos disputó 100 partidos y consiguió 13 goles. Así que un gran delantero, con los números en la mano, tampoco es que fuera.

Tras abandonar su carrera como jugador le picó el gusanillo del banquillo. Otermín ha dirigido equipos de las categorías de ascenso en Argentina (Deportivo Merlo, Italiano, Once Tigres y Barracas Central) y también en Ecuador equipos como El Linqueño o el Centro Deportivo Olmedo. En la temporada 2011/2012 se hizo cargo del banquillo del Sportivo del Campeonato Argentino B

2 comentarios:

www.rcdm.es dijo...
22 de febrero de 2012, 13:20  

Ya teníamos ganas de volver a leer un artículo tuyo. Gracias!

gabriel aros manzor dijo...
8 de septiembre de 2016, 5:13  

En Chile tuve la oportunidad de verlo en O'higgins , fue dirigido por Luis Sabtibañez y su paso por la tienda celeste fue poco productiva

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NO PUEDO ASEGURAR UN RITMO CONSTANTE DE ESCRITURA, HAGO LO QUE PUEDO CUANDO PUEDO. PACIENCIA. SALUD.


Hay cosas que intento olvidar pero no puedo. Mi memoria me persigue. Soy seguidor del Real Club Deportivo Mallorca desde el año 1980. Soy tan idiota que soy capaz de recordar goles, alineaciones, partidos y anécdotas varias de todos estos años. Mi novia dice que si hicieran un concurso sobre la historia y anécdotas del Mallorca lo ganaría sin ninguna duda. Pero yo creo que hay gente que sabe mucho más que yo. Y, además, soy tan tonto que mi única pena es no haber visto jugar a mi equipo en la mítica campaña de Tercera División. Yo me incorporé en Segunda B, aunque de niño recuerdo haber visto mi primer partido en el Lluís Sitjar el 26 de mayo de 1974, un famoso (¿solo para mí?) Mallorca - 1 Burgos - 0 de la última jornada de esa temporada en el que nos jugábamos salvarnos de la promoción de descenso a Tercera Divisón. Aunque tengo buena memoria, para algunas fechas y datos tengo que tirar de hemeroteca. Espero que disfrutéis conmigo de este viaje por mi historia ...

¿Un partido memorable?

Nick Hornby, en su libro "Fiebre en las gradas", radiografió perfectamente los 7 ingredientes que un partido de fútbol puede tener para que pase a tener la consideración de memorable y pase a engrosar la lista de partidos que se recuerdan para siempre. Puede aparecer un solo ingrediente o varios juntos.
1. Goles. Tantos como sea posible que uno recuerda mejor un 7-1 que un 1-0.
2. Lamentables errores arbitrales. Y mejor que mi equipo sea la víctima de los mismos, le da más dramatismo.
3. Un público bullicioso. Por ejemplo, el calor de la grada al remontar un 0-2 es algo incomensurable.
4. Condiciones meteorológicas adversas. El barro, la lluvia, el frío extremo hacen los partidos más heróicos.
5. Que el rival falle un penalti. Y si es decisivo, mejor.
6. Que un jugador contrario sea expulsado. Siempre que no sea demasiado pronto, porque esas deslucen el partido.
7. Algún tipo de incidente desgraciado. Y aquí entramos en un resbaladizo terreno moral.

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