Domingo, 24 de noviembre de 2002. El Mallorca de Gregorio Manzano, que viene de firmar la mejor racha de su historia con 7 victorias consecutivas (Athletic 0-2, Español 2-0, Betis 0-1, Osasuna 2-0, Valladolid 1-3, Alavés 2-1 y Rácing 1-2), recibe en Son Moix al Villarreal en partido correspondiente a la undécima jornada de liga. A un Villarreal que aún era el modesto Villarreal de una pequeña población de la provincia de Castellón y vestía con pantalón azul y lo entrenaba Benito Floro. En caso de victoria mallorquinista alcanzaremos, tras años después, el primer lugar de la tabla clasificatoria de Primera División. Para contemplar tan interesante partido 16.400 espectadores se dan cita en el estadio. Manzano alinea a Leo Franco, Cortés, Olaizola, Nadal, Poli, Marcos, Novo, Ibagaza, Riera, Eto'o y Pandiani y no realiza cambios en todo el partido. Él es así, ya lo iremos descubriendo poco a poco.
Las crónicas de ese partido hablan de "mal de altura" para el Mallorca, demasiado tensionado con la posibilidad de alcanzar el liderato como para hacer un buen partido. Se adelanta el cuadro castellonense en el minuto 21 merced a un extraño gol de Martín Palermo, no por el gol en sí, si no por cómo se produce la jugada. Vista desde la tribuna sol alta, Marcos intenta ceder un balón sin mirar a Leo Franco desde la medular del campo mallorquinista sirviéndoselo en bandeja a un Palermo que se había quedado viviendo en fuera de juego. ¿El gol más sencillo de su vida? Posiblemente uno de los más fáciles, sin duda. En el minuto 55 empata Pandiani para el Mallorca y las embestidas finales, con Ibagaza tomando el mando de las operaciones rojillas, se cierran con un remate al palo de Poli y un disparo del mismo Ibagaza que sale rozando el palo de la portería defendida por Pepe Reina. Desde la grada uno se queda entre la incredulidad y la cara de tonto por el gol encajado. Esquinas Torres, el colegiado madrileño, deja más dudas aún entre la parroquia rojilla pues debería haber sancionado infracción si la jugada, que le pilla bastante cerca, fuera en algún punto ilegal. Será la rueda de prensa posterior al partido la que aclarará todos los misterios.
Marcos Martín de la Fuente, que ha vuelto al Mallorca curtido después de mil batallas, nos da la explicación sobre la ilegalidad de la jugada. "Palermo fue más listo que yo", reconociendo que pasó el balón atrás sin mirar al oír los gritos de un jugador al que creyó compañero suyo "Marcos, Marcos, pásamela". Respecto a la actuación arbitral en esa jugada puntual y decisiva, Marcos declaró que "no es normal que no pitase nada", aunque también reconocía que, si no había oído nada "es normal que no se guiara por intuiciones y es normal que no pitara nada". Manzano no quería hacer leña del árbol caído y sentenciaba un manido "el fútbol es de listos y Palermo lo fue más que Marcos".
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