Que la afición del Mallorca es bastante fría no hace falta repetirlo, es algo ya sabido. Esta frialdad tiene su lado positivo y su lado negativo, todo es relativo. El lado positivo es que aquí dejamos a los entrenadores, jugadores, presidentes, etc. desarrollar su labor con tranquilidad y en paz. El lado negativo es que la frialdad se traduce a veces en pasotismo o, como diríamos en mallorquín, en manfutismo (me'n fot). Por eso es raro encontrar muestras de exaltación entre la parroquia bermellona. Tampoco el nuevo estadio ha ayudado en este aspecto a crear una afición caliente con su equipo, a veces la simple distancia entre el campo y la grada hace que se te quiten las ganas de gritar. Desde luego no es como en el Lluís Sitjar en que casi podías tocar a los jugadores o hacer que se sintieran realmente amenazados. Así, en pocas décadas, hemos pasado de una afición tan caliente como la que llenó el campo cada partido de la temporada 1983/1984 al campo semi vacío y mudo que tenemos en la temporada actual.
Hoy quiero hablaros de la penúltima pañolada que se ha vivido en Son Moix (voy a considerar la última la que se vivió en el Mallorca-Recreativo de Huelva de diciembre del 2008 que nos situó colistas de la Primera División). Pues bien, la penúltima pañolada se vivió en el partido disputado el domingo 17 de octubre de 2004 (una pañolada cada cuatro año no está mal, qué más quisieran en el Valencia, por ejemplo) entre el Mallorca y el Villarreal. Ese día la pañolada contra técnico y jugadores fue noticia nacional no por el acto en sí (en realidad nunca importamos mucho al resto de España), si no por un pañuelo muy especial que pudieron captar los fotógrafos de prensa de Mallorca. Fue el pañuelo de Catalina Cirer Adrover, alcaldesa de Palma por aquel entonces, mostrado desde su localidad de Tribuna de Sol Baja, el que desató la polémica. Cuando el lunes la polémica llegó a su punto álgido, la alcaldesa dijo que su pañuelo no iba dirigido contra nadie en especial, ni mucho menos contra la entidad, si no contra la situación. Que era una manera de protestar contra la situación y que ella, en el campo, era un simple abonada del Mallorca, no la alcaldesa. De hecho fueron pocas veces las que ocupó plaza en el palco, ya que prefería ver los partidos desde su asiento de abono. Creo que la foto es la evidencia clarísima del pasotismo de los mallorquinistas frente a su equipo: ni en la instantánea de una pañolada se ven caras de enfado, de crispación, de gente con la que no querrías toparte a solas por la calle en ese momento. La foto tiene incluso un aire de fiesta, de juerga, de alegría. Más que una pañolada parece la celebración de un gol espectacular.
El Mallorca de Benito Floro había iniciado la campaña 2004/2005 de forma pésima. Los tres partidos anteriores al día de autos disputados en casa habían terminado en derrota (0-1 Real Madrid, 1-2 Málaga, 1-3 Barcelona) y aunque fuera se había ganado en Getafe 1-2 y empatado en Albacete 0-0, se llegaba al partido contra el Villarreal tras una dolorosa derrota 2-0 en el campo del Levante. De nada le sirvió a Floro ganar su primer punto en casa (y a la postre el último) para evitar la pañolada y la pitada de la grada, coreando unánimemente eso de "Floro vete ya". Para Benito Floro la pañolada fue orquestada y "no refleja el sentir de toda la afición. Había una predisposición de cierta gente a criticar pasara lo que pasara, como ha quedado demostrado". También, en referencia al famoso pañuelo de la alcaldesa dijo, siendo más políticamente correcto que la política implicada, que "yo estaba muy atento a lo que ocurría en el césped y ni siquiera me fijé en la reacción de una parte del público". Sin embargo esa semana Floro no fue cesado por el Consejo de Administración del Mallorca, se le dio margen hasta el partido siguiente bajo el pretexto de una ratificación que nadie podía creerse. Partido que acabó con derrota 2-1 en Anoeta y con su destitución.
El presidente del Mallorca, Mateu Alemany, afeó y recriminó públicamente la conducta de la alcaldesa, pues entendía que la actitud de la primera autoridad municipal hacia el equipo debía ser muy diferente.. Además, la pañolada tuvo también su repercusión en clave política. El grupo socialista del Ayuntamiento de Palma criticó la "imagen de personaje esperpéntico y populista" que ofreció la distinguida seguidora del Mallorca.
1 comentarios:
Bueno, te felicito por las pullitas que has dejado entre lineas completamente ciertas, desde el poco caso que se hace en la Peninsula como la situación actual del aficionado que es bastante comodon y permmite mucho (por eso, me sorprende este año exageradisimamente que la prensa arremeta contra Laudrup tan pronto y con el equipo en buena posición).
Lo de la pañolada, la foto tu mismo lo dices. Parece más chiquilleria de los asientos traseros que pita con la bocina del coche en un atasco y provoca risas y jolgorio, y alguno hay de verdad enfadado... pero bueno...
Sobre el tema de Cirer, no sé si querías abrir este debate... Me cuesta mojarme. Es cierto que e spopulista y dejarse llevar por las circunstancias, si todo el mundo saca pañuelo, yo me animo. Pero, también es verdad que va como aficionada, que te "libera" del protocolo, rigidez, respeto y te permite estar un poco más suelta para protestar, insultar... o scar pañuelos. MAtas si que iba al palco, pero en el Mallorca-Betis de la salvación dijo que se iba a tribuna a pegar gritos. Revilla, a veces tb lo hace con el Racing... Díficil. No sé que decir.
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