"90 minutos en el Bernabéu son molto longo" es la frase que ha quedado para la historia del mítico Juanito tras una goleada recibida por su Real Madrid contra el Inter en San Siro. Algo así debían pensar los espectadores y jugadores del Real Madrid ante el partido de vuelta de octavos de final de la Copa del Rey de 1993. Y, lo peor de todo es que, si no lo pensaban, lo disimularon muy bien los jugadores y el cuerpo técnico del Mallorca esa noche.
El Mallorca, en Segunda División esa temporada, en partido disputado el miércoles 3 de febrero de 1993, correspondiente a la ida de los octavos de final había derrotado al Real Madrid en el Lluís Sitjar por 2-0 con goles de Gálvez y Luis Delgado, además, para redondear la gesta, Toni Prats le había detenido un penalti a Fernando Hierro. El jueves 18 de febrero de 1993 estaba previsto la disputa del partido de vuelta. El choque, programado para las 21 horas era televisado por el Canal 33 para Cataluña y Baleares. El Real Madrid de Benito Floro tenía las bajas de Butragueño, Hierro y Lasa. Llorenç Serra Ferrer, en un alarde de valentía y casi encomendándose a la Virgen declaraba el día antes del partido que "mis equipos siempre han obtenidos resultados dignos frente al Real, por ello, confío en la estadística para pasar la ronda" (sí, claro, tú fíate de la Virgen y no corras). El Mallorca formó inicialmente con Prats, Sala, Serer, Villena, Fradera, Pedraza, Bogdanovic, Soler, Stosic, José y Luis Delgado. El Real Madrid lo hacía con Jaro, Nando, Sanchís, Rocha, Luis Enrique, Míchel (min. 78 Villarroya), Milla, Prosinecki, Martín Vázquez, Alfonso y Zamorano (m. 70 Paco Llorente). Pronto se vio que la sentencia de Juanito se cumplía a rajatabla y el Madrid, a medio gas, igualó la eliminatoria con dos goles en la primera parte, ambos obra de Zamorano en los minutos 35 y 38, ambos tras rematar sendos centros de Míchel desde la derecha, el primero con el pie y el segundo con la cabeza. El Mallorca de la primera parte se había mostrado completamente miedoso y conformista y, como premio, había cosechado dos goles que ponían la eliminatoria de cara a los merengues. Tras el descanso Gálvez sustituyó a José, velocidad por técnica y en el minuto 58 Milojevic suplió a Sala, delantero por defensa. Y la jugada no le salió mal del todo a Serra Ferrer. Justo al minuto siguiente de la entrada de Milo al terreno de juego, este asistió a Gálvez a quien dejó solo ante Jaro. El disparo del calvianer superó al portero merengue, pero iba tan flojito que Rocha pudo llegar bajo palos y salvar el gol que hubiera dado un vuelco a la eliminatoria. Cuatro minutos después Alfonso, siempre con la caña preparada, oportunista, anotó el tercero para el Real Madrid y parecía dejar la eliminatoria sentenciada. En realidad así fue, pero todavía hubo tiempo para la polémica, ya que en los últimos minutos del partido el árbitro riojano Marín López (que solo enseñó dos tarjetas, a José y a Pedraza) no quiso señalar un claro penalti de Rocha sobre Milojevic cuando este había vuelto a superar a Jaro en otra de sus esperpénticas salidas hasta el borde del área e iba a conseguir el 3-1 que hubiera conducido a la prórroga. Claro que, para compensar, también se libró Pedraza de la expulsión por un manotazo sobre Nando.
Al final ese año el Real Madrid se hizo con el título de Copa del Rey derrotando en la final al Real Zaragoza en Valencia por 2-0. Y ese es, además, el último título de Copa que han podido levantar los merengues hasta el día de hoy.
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