El jueves 25 de marzo de 2004 disputó el Mallorca el que es, por el momento, su último partido en competición europea. El partido no invitaba al optimismo pues en el partido de ida de los octavos de final, celebrado el famoso 11-M, el Newcastle United nos había ganado por 4-1. El gol de Correa en la segunda parte parecía encarrilar la eliminatoria a nuestro favor, pero cuatro goles de las urracas en el último cuarto de hora, llevaron el delirio al Saint James Park. Así pues, los chicos de Luis Aragonés estaban más centrados en conseguir la permanencia en la liga, en la que estaban cuatro puntos por encima del descenso, que en la competición europea en la que ya habíamos eliminado al Apoel de Nicosia (1-2 y 4-2), F.C. Copenhague (1-2 y 1-1) y Spartak de Moscú (1-3 y 1-0).
El Mallorca presentaba las bajas de Edu Moya, Cortés y Colsa por sanción, Olaizola y Nadal por lesión y Pereyra y Delibasic por no estar inscritos en la competición y llegaba al partido después de haber sido goleado 5-1 por el Valencia el fin de semana anterior. El Newcastle llegó a Palma acompañado por más de 2.000 seguidores que ocuparon y tiñeron de blanco y negro todo el fondo norte del Ono Estadi, y, también, con la noticia de la renovación de su entrenador Bobby Robson y el eco de una pelea acaecida en el aeropuerto de Newcastle entre su jugador estrella Craig Bellamy y el segundo entrenador. Luis Aragonés, como ya hemos dicho más pendiente de la liga que del torneo europeo, alineó de entrada a Miki, Ramis, Poli, Lussenhoff, Marcos, Nagore, Finidi, Toni González, Perera, Bruggink y Nené. Por si había pocas bajas Marcos se retiró lesionado en el minuto 35, siendo sustituido por Campano. Toni González sufrió una lipotimia en el descanso y fue suplido por Fernando Niño. Finalmente Eto'o sustituyó a Ramis en el minuto 50. La primera parte fue de dominio mallorquinista, pero no supo traducirlo en goles. Un disparo del tulipán Bruggink a los 7 minutos fue la acción más peligrosa en este primer período.
En el descanso, el galés Bellamy y compañía, es decir, los suplentes del Newcastle, se dedicaron a provocar a la parroquia local, mandando todos los balones con los que peloteaban, bien fuera del estadio, bien a las manos de sus ruidosos hinchas. En el primer minuto de la segunda parte, un error de Miki lo aprovechó el veterano Alan Shearer para establecer el 0-1 y sentenciar la eliminatoria si es que ya no lo estaba. La salida explosiva de Eto'o mejoró bastante al Mallorca, pero ya estaba todo decidido. En el minuto 78 de partido un provocador Bellamy anotó el 0-2 y en el 89 de nuevo Shearer marcó el 0-3 definitivo.
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