Valió el precio de la entrada

Escrito el martes, 12 de mayo de 2009 ·

El 9 de noviembre de 1997 el Mallorca recibía al Athletic Club de Bilbao en el Lluís Sitjar tranquilamente instalado en el séptimo lugar de la tabla clasificatoria, tras un buen arranque de temporada con grandes resultados como el 6-2 al Sporting o el 1-4 en Tenerife.

El Mallorca de Héctor Cúper puso el partido de cara ya en la primera parte, con tres goles obra de Iván Campo a los 2 minutos, Amato en el minuto 27 y Monchu en el 29. El Athletic, tras el descanso, había dejado de ser un equipo, lo normal cuando se retira uno a los vestuarios perdiendo 3-0. Nuestro protagonista del día, Juan Carlos Valerón Santana, le había ganado ya la partida y el puesto de titular al brasileño Palinha. Ese día mostró su carta de presentación a la España futbolística y su nombre empezó a cobrar fuerza en los mentideros futbolísticos. Corría el minuto 54 cuando recogió un balón en la frontal del área vasca, cerca del vértice derecho de la misma, encaró con decisión y el atrevimiento que dan la calidad y el resultado a favor la portería  del gol sur y se quitó de enmedio a Rafa Alkorta sobre la raya del área y a Roberto Rios ya dentro del área con un sutil toque elevando el balón mínimamente sobre el pie que quería cortar el balón y, por último, evitó la salida desesperada de Imanol Etxeberria que se venció hacia la izquierda, con un sutil recorte de interior hacia la derecha que le dejó solo ante la portería vacía, marcando con su pie izquierdo y llenando el viejo coliseo mallorquinista de pañuelos blancos (o de hojas del periódico oficial que repartían esa temporada en la entrada del campo, muy de moda esa temporada). No pudo elegir una mejor jugada para marcar lo que fue su primer gol en Primera División. Uno de los mejores goles que recuerdo en la historia del Mallorca.

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Sobre esto

NO PUEDO ASEGURAR UN RITMO CONSTANTE DE ESCRITURA, HAGO LO QUE PUEDO CUANDO PUEDO. PACIENCIA. SALUD.


Hay cosas que intento olvidar pero no puedo. Mi memoria me persigue. Soy seguidor del Real Club Deportivo Mallorca desde el año 1980. Soy tan idiota que soy capaz de recordar goles, alineaciones, partidos y anécdotas varias de todos estos años. Mi novia dice que si hicieran un concurso sobre la historia y anécdotas del Mallorca lo ganaría sin ninguna duda. Pero yo creo que hay gente que sabe mucho más que yo. Y, además, soy tan tonto que mi única pena es no haber visto jugar a mi equipo en la mítica campaña de Tercera División. Yo me incorporé en Segunda B, aunque de niño recuerdo haber visto mi primer partido en el Lluís Sitjar el 26 de mayo de 1974, un famoso (¿solo para mí?) Mallorca - 1 Burgos - 0 de la última jornada de esa temporada en el que nos jugábamos salvarnos de la promoción de descenso a Tercera Divisón. Aunque tengo buena memoria, para algunas fechas y datos tengo que tirar de hemeroteca. Espero que disfrutéis conmigo de este viaje por mi historia ...

¿Un partido memorable?

Nick Hornby, en su libro "Fiebre en las gradas", radiografió perfectamente los 7 ingredientes que un partido de fútbol puede tener para que pase a tener la consideración de memorable y pase a engrosar la lista de partidos que se recuerdan para siempre. Puede aparecer un solo ingrediente o varios juntos.
1. Goles. Tantos como sea posible que uno recuerda mejor un 7-1 que un 1-0.
2. Lamentables errores arbitrales. Y mejor que mi equipo sea la víctima de los mismos, le da más dramatismo.
3. Un público bullicioso. Por ejemplo, el calor de la grada al remontar un 0-2 es algo incomensurable.
4. Condiciones meteorológicas adversas. El barro, la lluvia, el frío extremo hacen los partidos más heróicos.
5. Que el rival falle un penalti. Y si es decisivo, mejor.
6. Que un jugador contrario sea expulsado. Siempre que no sea demasiado pronto, porque esas deslucen el partido.
7. Algún tipo de incidente desgraciado. Y aquí entramos en un resbaladizo terreno moral.

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