El 9 de noviembre de 1997 el Mallorca recibía al Athletic Club de Bilbao en el Lluís Sitjar tranquilamente instalado en el séptimo lugar de la tabla clasificatoria, tras un buen arranque de temporada con grandes resultados como el 6-2 al Sporting o el 1-4 en Tenerife.
El Mallorca de Héctor Cúper puso el partido de cara ya en la primera parte, con tres goles obra de Iván Campo a los 2 minutos, Amato en el minuto 27 y Monchu en el 29. El Athletic, tras el descanso, había dejado de ser un equipo, lo normal cuando se retira uno a los vestuarios perdiendo 3-0. Nuestro protagonista del día, Juan Carlos Valerón Santana, le había ganado ya la partida y el puesto de titular al brasileño Palinha. Ese día mostró su carta de presentación a la España futbolística y su nombre empezó a cobrar fuerza en los mentideros futbolísticos. Corría el minuto 54 cuando recogió un balón en la frontal del área vasca, cerca del vértice derecho de la misma, encaró con decisión y el atrevimiento que dan la calidad y el resultado a favor la portería del gol sur y se quitó de enmedio a Rafa Alkorta sobre la raya del área y a Roberto Rios ya dentro del área con un sutil toque elevando el balón mínimamente sobre el pie que quería cortar el balón y, por último, evitó la salida desesperada de Imanol Etxeberria que se venció hacia la izquierda, con un sutil recorte de interior hacia la derecha que le dejó solo ante la portería vacía, marcando con su pie izquierdo y llenando el viejo coliseo mallorquinista de pañuelos blancos (o de hojas del periódico oficial que repartían esa temporada en la entrada del campo, muy de moda esa temporada). No pudo elegir una mejor jugada para marcar lo que fue su primer gol en Primera División. Uno de los mejores goles que recuerdo en la historia del Mallorca.
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