Después de la Copa del Rey, la Supercopa de España y algún campeonato de Baleares del año de la pera, tal vez el Trofeo Carranza sea el más importante que decora las vitrinas del Mallorca. Vale, discutamos, ¿son más importantes los Carranzas o los Ciutat de Palma? Realmente no lo sé, pero el Carranza empezó a disputarse en 1955 y el Ciutat de Palma en 1969, con lo que tiene más solera el primero. Además, trofeos palmesanos hemos ganado seis y gaditanos solo uno. Y esta es la historia de esa victoria.
El Mallorca se dirigió a Jerez para quedarse alojado en el Hotel Guadalete a la espera de disputar los partidos del XLVIII Trofeo Carranza que se iba a disputar en Cádiz los días 9 y 10 de agosto de 2002. Gregorio Manzano, responsable técnico del conjunto isleño, no pudo incluir en la lista de los jugadores que harían el desplazamiento al veterano Miquel Soler (desde luego no iba a ser su temporada) y a Olaizola, quienes, al igual que el internacional camerunés Eto'o, se perdieron el torneo gaditano por problemas físicos. De este modo, los convocados fueron: Buades, Campano, Cortés, Cristian Díaz, Güiza, Ibagaza, Leo Franco, Lozano, Luque, Marcos, Miki, Nadal, Niño, Novo, Poli, Raúl Martín, Riera, Robles, Chichi Soler, Tuni y Lussenhoff, defensa argentino que, precisamente, fue presentado el día anterior al viaje como nuevo jugador mallorquinista procedente del Tenerife, que lo dejó marchar en calidad de cedido y con una cláusula de 4,8 millones de euros si el Mallorca cerraba el traspaso para la temporada siguiente. El programa del Mallorca, una vez aterrizado en Sevilla e instalado en Jerez, incluyó una suave sesión preparatoria para soltar músculos tras el viaje en el estadio José del Cuvillo, de El Puerto de Santa María.
El viernes 9 de agosto el Mallorca disputó la primera semifinal frente al Cádiz C.F., rememorando épicos partidos vividos en la década de los ochenta. El Mallorca ganó la semifinal por 1-4 y Manzano mandó al campo a los siguientes jugadores: Miki, Fernando Niño, Buades, Cortés, Cristian Díaz, Chichi Soler, Marcos, Riera, Raúl Martín, Tuni y Güiza. Campano entró por Raúl Martín en el minuto 63, Ibagaza por Tuni y Nadal por Buades en el 74 y Poli por Riera en el 82. Arbitró el andaluz Ariza Villanueva que expulsó al jugador local Paz en el minuto 71 por doble amonestación y al entrenador local José González en el 79. La primera mitad fue de dominio alterno y, si bien en el primer minuto pudo haber marcado David Cortés para el Mallorca, fue Pablo Paz el que adelantó a los gaditanos en el minuto 22. Empató Marcos en el minuto 26 al recoger un rechace del palo en una falta ejecutada por Chichi Soler. Se adelantó para el Mallorca Tuni en el minuto 58. Después de que el Cádiz se quedara con un jugador menos, el Mallorca sentenció la semifinal con dos goles más, obras de Campano en el minuto 85 y Poli en el 86 (sí, ¡Poli marcando un gol!).
La final estaba programada para el sábado día 10 a las 21'30 horas. El Valencia se había clasificado para la misma tras derrotar al Betis. El Mallorca formó con Leo Franco, Campano, Niño, Nadal, Poli, Riera, Novo, Harold Lozano, Robles, Ibagaza y Luque. Lussenhoff debutó sustituyendo a Niño en el minuto 46, Chichi Soler por Robles también en el 46, Marcos por Riera en el 72, Tuni por Ibagaza en el 79 y Cristian Díaz por Novo en el 92. Arbitró el andaluz Carmona Méndez que expulsó por roja directa a Poli en el minuto 90. Cuentas las crónicas, y los que vimos el partido el directo por la tele, que fue la final más aburrida de toda la historia del trofeo. La primera parte fue del Valencia de Benitez, Ayala y Serban estrellaron sendos balones en el larguero de Leo Franco. En la segunda parte se espabiló un poco el Mallorca y Luque tuvo hasta tres ocasiones claras para batir a Cañizares. Como no se movió el marcador en el tiempo reglamentario, se llegó a la tanda de penaltis. De los primeros cinco solo marcaron Soler y Lozano para el Mallorca y Fabio Aurelio y Curro Torres para el Valencia. Se decidió todo en el sexto penalti en el que Marcos marcó para el Mallorca y Marchena falló para los valencianistas. El Trofeo Carranza volaba así por primera vez hacia Mallorca.
Para la anécdota final queda que, al ser tan grande el Trofeo conquistado, no había manera de subirlo al autobús del Mallorca.
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