Tal y como decía en mi último post, hay partidos que uno recuerda por lo espectacular del juego y del resultado y hay otros partidos que se te quedan marcados por todo lo contrario. Uno de esos partidos es este que hoy traigo al recuerdo. Corría la calamitosa temporada 1994/1995, Nando Pons había sustituído ya a Jaume Bauça en el banquillo del Mallorca pero la situación iba de mal en peor, el Mallorca había iniciado la temporada con opciones de luchar por el ascenso y no se estaban cumpliendo las previsiones. Ni mucho menos.Tras doce partidos jugados el Mallorca había perdido ya cuatro y, aunque solo estaba a cuatro puntos del líder, a tres del ascenso directo y a uno de los puestos de promoción de ascenso, el tufillo que dejaba el equipo era de debilidad y de un juego lamentable que no había por donde cojerlo.
El 4 de diciembre de 1994 el Mallorca, en el tercer de partido de Nando Pons en el banquillo, décimotercero de liga, visitaba El Madrigal para enfrentarse a un Villarreal que era mucho más peligroso como visitante que como local. El submarino amarillo se encontraba con un punto menos que el Mallorca, pero hacía más de siete meses que no ganaba en su campo. Parecía un campo y un partido propicio para iniciar la escalada. Así que, ante las cámaras de Canal 9 que retransmitió el partido en directo, Nando Pons mandó al campo a defender los intereses del Mallorca a Prats, Julián Ronda, Pedraza, Raúl, Mino, Óscar, Bogdanovic, Ángel Luis, Chichi Soler, Milojevic y Vidal. En el minuto 53 Juan Carlos Eres sustituyó a Julián Ronda y en el 65 Edu Arnau a Óscar. Ni siquiera el pésimo árbitro que era José Japón Sevilla sirve como excusa del ridículo y del partido nefasto que nos brindaron ese día los jugadores del Mallorca. El Villarreal, en un campo que comparado al que vemos hoy en día en El Madrigal, era como un sembrado de patatas y, que como ya he dicho, no ganaba en su campo desde el 10 de abril, nos venció con total justicia y un resultado corto. El partido se decidió merced a un gol del defensa local Camarasa al empalmar un disparo desde más de 30 metros en el minuto 50. El Mallorca pudo haber empatado en las dos únicas ocasiones que tuvimos por parte de Milojevic y Vidal, pero nada, el juego invitaba a apagar la tele más que a otra cosa. Lo peor de todo es que el Villarreal era un equipo muy limitado en todo, cuyas figuras eran dos jugadores como García Pitarch y Jordi Vinyals, en la decadencia ya de sus carreras.
Desde luego esa fue una de las noches en que me fui a la cama sin cenar, cabreado con el mundo. Digamos que antes me afectaban bastante más las derrotas que hoy en día.
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