El mallorquinismo había quedado muy desilusionado tras el descenso a Segunda División, por eso la temporada 1984/1985 supuso el fin de la euforia que había supuesto la llegada al cielo de la Primera División desde el infierno de la Tercera División que se había producido en pocos años. Para devolver al Mallorca a Primera se entregó la dirección técnica de la plantilla a Manolo Villanova, del que no vamos a entrar ahora en discutir si era el mejor entrenador posible o no, pero lo que está claro es que carisma y motivación transmitía poca a la afición barralet.
La temporada estaba siendo discreta. Muy discreta. Sin embargo el Mallorca, a finales del mes de abril, mantenía la esperanza del ascenso viva y llegó, a falta de tres partidos, a cuatro puntos (os recuerdo que las victorias aún valían dos puntos) del Celta de Vigo, que marcaba la zona de ascenso. El Mallorca tenía 38 puntos y 2 positivos y el Celta 42 puntos y 8 positivos.
Así pues el partido de la 36ª jornada que enfrentaba en Balaídos al Celta de Vigo y al Mallorca el 5 de mayo de 1985 era el último y desesperado cartucho de los de Villanova para agarrarse al tren del ascenso, ya que no bastaba con nuestra victoria en Balaídos, sino que sería necesario un tropiezo posterior de los vigueses para superarles. Ante 20.000 personas que poblaban las gradas del recinto vigués, que habían dejado en taquilla una recaudación de 4.500.000 de pesetas, el Mallorca recuperaba para ese partido tras varias semanas de ausencia por lesión a Orejuela y a Armstrong y Manolo Villanova decidió alinear de entrada a Mallo, Chano, Amer, Gallardo, Sabido, Orejuela, Higuera, Riado, Verón, Delgado y Tolo Ferrer. Armstrong entró por Orejuela en el minuto 58. El resultado final fue de victoria por 1-0 de los locales, con un gol de Camilo en el minuto 52 tras recoger oportunista el rechace de Chano sobre la línea de meta de un disparo vigués. La miga del partido vovió a ponerla, cómo no, el colegiado de turno, en este caso el castellano Díez Frías que, según la prensa mallorquina, privó al Mallorca de una victoria que mereció por lo visto en el terreno de juego, dejándolo con nueve jugadores al expulsar a Chano en el minuto 62 y a Gallardo en el minuto 68. El Mallorca superó ampliamente al Celta de Vigo en todo menos en el resultado, fallando ocasiones clamorosas como la de Armstrong en el minuto 89 que sacó un defensa bajo palos. Incluso hubo pitos para el conjunto local hacia el final del partido, aún cuando una victoria les daba el ascenso matemático a Primera División, por el mal juego desplegado. Al final del partido hubo invasión pacífica de campo, siendo el jugador más agasajado el portero Maté.
Esa victoria, como digo, posibilitó el ascenso a Primera División del Celta de Vigo a falta de dos jornadas para finalizar la competición. El Mallorca volvió derrotado y cabreado por el sibilino arbitraje de Díez Frías. En los dos últimos partidos, ya sin nada en juego, se firmaron sendos empates a 2 contra el Cartagena y el Calvo Sotelo. La Copa de la Liga, disputada al acabar la temporada regular solo sirivió para alargar la penitencia de un equipo derrotado, aunque no se alargó mucho ya que el Sabadell dio buena cuenta de nuestro equipo en la primera eliminatoria.
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