El lunes 27 de octubre de 1997 se presentaba como un lunes típico de otoño en Mallorca, es decir, podía descargar una tormenta en cualquier momento, sin previo aviso. Esa noche, en partido retransmitido en directo por Antena 3, el Mallorca recibía al Real Madrid. El partido se presentaba con un Real Madrid que necesitaba vencer para seguir la estela del F.C. Barcelona y un Mallorca, recién ascendido, que estaba sorprendentemente instalado en la zona noble de la clasificación luchando por la zona UEFA. El encuentro estaba programado a la 21'30 horas del lunes.
Esa noche el Mallorca formaba con Roa, Olaizola, Iván Campo, Marcelino, Romero, Mena, Engonga, Stankovic, Valerón, Amato y Moya. También jugaron Monchu y Eskurza. Recuerdo que desde el principio del partido, desde mi posición en el Gol Sur se veían relámpagos sobre la sierra de Tramuntana y se escuchaban truenos, en una palabra, parecía inminente la llegada de una gran tormenta. Y así fue. En el minuto 43 un apagón parcial dejó sin luz una de las torretas de iluminación del Lluís Sitjar y el juego fue interrumpido por el colegiado, el navarro Andradas Asurmendi. El partido estuvo detenido 25 minutos y tras jugar los dos minutos que restaban del primer tiempo, ambos equipos enfilaron el camino a los vestuarios. Tras el descanso llegó el fin del mundo: truenos, relámpagos y lluvia torrencial. A los 20 minutos de ese segundo período se produjo un apagón total en el Lluís Sitjar. El partido estuvo suspendido media hora más hasta que se pudo restablecer el sistema eléctrico en el vetusto ya Lluís Sitjar.
Así pues, un partido que debía finalizar a las 23'15 horas, no terminó hasta pasada la medianoche, ya en martes. Por eso ha pasado a la historia como el partido que duró 2 días. Para los amantes de la estadística, el marcador no se movió en todo el partido, entre otras cosas porque el árbitro se tragó un clarísimo penalti a favor del Mallorca por derribo de Fernando Hierro a Gabi Amato.
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