Mi batallita de hoy la recordé ayer, durante el partido del Mallorca. Aunque no sé si más bien debería publicarse en un blog llamado soydeldepor. El cero a cero del partido frente al Deportivo de la Coruña me trajo a la memoría una fría noche de enero de 1998, en concreto la del 18 de enero, fecha en la que también nos visitó el Deportivo en partido de la vigésimoprimera jornada del Campeonato Nacional de Liga de Primera División dejándonos un partido tan aburrido como el de ayer. Salvo por un aspecto que se convertirá en la anécdota de mi entrada.
Esa tarde, a las 19'30 horas, ante 13.153 espectadores oficiales (los mismos que van ahora al Iberostar Estadi, ¡qué raro!) y con las cámaras de Canal + en directo, el Mallorca y el Dépor ofrecieron un espectáculo lamentable. Cúper dispuso en el campo de entrada a Roa, Olaizola, Marcelino, Iván Campo, Romero, Mena, Engonga, Valerón, Stankovic, Amato y Gálvez. Ya en la segunda parte Monchu sustituyó a Gálvez, pero el partido nunca se alejó del cero a cero inicial. Tan solo una falta de Iván Campo a Sebastián Abreu al borde del área suscitaba polémica al final del encuentro, ya que aunque Iván Campo reconocía el penalty, las imágenes le dejaban en mal lugar pues la falta parecía fuera del área.
En el minuto 85 Juan Carlos Corral, entrenador deportivista, hizo su segundo cambio ya con el único objetivo de perder tiempo, entrando Ramis por Donato. Entre bostezo y bostezo se llegó al minuto 87. En ese preciso momento el uruguayo Sebastián Abreu, apodado "el loco", que hasta ese momento era conocido por su famoso error en el partido que enfrentaba a San Lorenzo de Almagro y River Plate, tan bien narrado por Marcelo Araújo, cayó al suelo desplomado como si lo hubiera matado un francotirador desde el gol sur de Sitjar. Lesión muscular. Debería salir la camilla. El médico y el fisioterapeuta más que agua bendita parecieron llevarle crema bronceadora, pues Abreu, tras un par de minutos de atenciones médicas, salió del campo en la camilla como si estuviera tomando el sol y lanzando besos a una indignadísima grada del Lluís Sitjar.
Héctor Raúl Cúper, como casi siempre, fue el más claro al valorar la actitud y la actuación del charrúa en el Lluís Sitjar de ese día: "Abreu debería tener agradecimiento al país que lo ha acogido y demostrar una buena actitud; hizo cosas que están fuera de lugar". Amén.