Para la historia pasará como la primera vez que el Mallorca derrotó al Atlético de Madrid en su estadio. Ese 24 de noviembre de 1982 el Mallorca de Lucien Müller se presentaba en el Vicente Calderón para disputar el partido de ida de la cuarta eliminatoria de la Copa del Rey después de haber cosechado dos mediocres empates ligueros consecutivos frente al Recreativo de Huelva y al Linares. Aunque en la previa nadie daba nada por perdido, con declaraciones típicas y tópicas tales como "la eliminatoria hay que jugarla y puede pasar cualquier cosa", lo cierto es que el Atlético de Madrid de Luis Aragonés era el único favorito para superar la eliminatoria. Superación que pasaba por una cómoda victoria como local. La máxima preocupación de el Sabio de Hortaleza estaba en su línea defensiva, en la que iba a probar a Mirko Votava como líbero tras sus flojas actuaciones como centrocampista en el inicio de temporada. El Mallorca se presentaba con su once de lujo, en una época en la que aún no se había inventado la palabra rotación, o, al menos, no se aplicaba al mundo del fútbol. Müller puso en liza a Tirapu (que a punto estuvo de perderse el partido al ser sancionado por el club por hacer gestos despectivos hacia la grada - su propia grada-), Juanito Pérez, Zuviría, Gallardo, Sabido, Dacosta, López, Delgado, Riado (Juanito López m. 75), Melchor (Barrachina m. 49) y Barrera. Luis Aragonés, por su parte, salió con Pereira, Marcelino, Votava, Ruiz, Quique, Julio Prieto (Manolo m. 66), Landáburu, Mínguez, Pedraza, Hugo Sánchez y Rubio. El Atlético de Madrid venía de perder 2-1 en Zaragoza el domingo anterior. Esa noche arbitró el andaluz Martín Navarrete, que pasó desapercibido y únicamente amonestó a los mallorquinistas Tirapu y a Melchor.
El partido lo planteó Lucien Müller con un férreo sistema defensivo y, contrarrestando a Luis Aragonés a base de su propia medicina, es deicr, con unos contragolpes mortales de necesidad. Así se llegó al minuto 16 en el que Ruiz falla un despeje por alto, Votava titubea como líbero y Juan Luis Riado se aprovechó para anotar el 0-1. Aprovechó el repliegue intensivo del Mallorca el Atlético de Madrid para poner cerco a la portería de Tirapu y a los 24 minutos una falta servida por Landáburu la aprovecha Quique de cabeza para establecer la igualada. Con empate se llegó al final de los primeros cuarenta y cinco minutos. En la segunda parte el Mallorca intentó tener un poco más el balón y entre López, magistral en la dirección toda la noche y Barrera, pletórico y veloz toda la noche, consiguieron en más de una ocasión llevar al susto a la gradería colchonera. Para ser exactos hasta en dos ocasiones se plantó Barrera en solitario ante Pereira pero en ninguna de las dos supo batirlo, desviando el portero la primera ocasión y disparando fuera el atacante en la segunda. Cuando los pitos arreciaban ya en la ribera del Manzanares y el público estaba coreando con olés los pases del Mallorca, Votava en el minuto 82 estrelló un balonazo en el larguero de la porteria visitante. La justicia en el marcador llegó cinco minutos después, tras ejecutar López una falta, ser cabeceada por Chechu Delgado, despejada por Pereira y remachada por un oportunista Barrera. Dicen que los pitidos con los que despidieron los 15.000 espectadores que habían desafiado al frío en el Calderón a sus jugadores podían oírse Castellana arriba. El Mallorca de Segunda División había derrotado al Atlético de Madrid en su estadio por primera vez.
El 8 de diciembre se disputó el partido de vuelta y el Mallorca derrotó en el Lluís Sitjar al Atlético de Madrid por 2-1, completando una eliminatoria perfecta. Al final el Atlético de Madrid fue tercero en la liga tras Athletic y Real Madrid y el Mallorca, que cayó en una polémica eliminatoria posterior frente al Sevilla, consiguió el histórico ascenso a Primera División.